*Servidora*
En nuestra parroquia teníamos cursos de formación bíblica para los catequistas cada dos meses y la mayor parte de las participantes en estos cursos eran madres de familia y algunas jóvenes. Solo unos pocos varones participantes teníamos que ir a recogerles de sus comunidades que quedaban a tres horas de viaje. Recuerdo también que cuando realizamos la peregrinación o visita de la Virgen María a las 40 comunidades de la parroquia, las que se ponían al servicio de preparar las visitas a sus comunidades eran las madres de familia en su mayoría. Ellas realizaban las tareas relacionadas con la peregrinación como limpieza de los caminos o acogida y alimentación de los peregrinos.
Una madre de familia de unos 50 años me dijo: “Yo llevare la imagen de la Virgen sobre mis espadas hasta mi comunidad con mucha alegría, devoción y cariño.” Se la puse a su espalda y empezamos a subir el cerro por unas dos horas, hasta llegar a su comunidad. Cuando llegamos, había una gran sonrisa de alegría en su cara. Otra madre de familia me dijo: “La Virgen ha venido a visitarnos a ver cómo vivimos y ella nos va ayudar…” Después de unos años volví a esa comunidad y con gran alegría me dijo que gracias a esa visita de la Virgen han aprendido la palabra “servicio” para practicarla en nuestras comunidades y mejorar sus condiciones.
El ser femenino vive la palabra “servicio” desde que nace el sol hasta que se oculte. Otros dicen que la mamá es la primera en levantarse y la última en acostarse…
Lc 1,26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.» María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?»
El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.» Y el Ángel se alejó.
El evangelio de hoy comienza con el saludo de ángel Gabriel a María: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.” (v.28). Estar “llena de gracia” es parte de la grandeza de María, elegida por Dios para ser la madre de su Hijo. Así la ven los cielos… La respuesta final de María fue: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.” (v.38). Ser “la servidora” o mejor dicho “la esclava” es así como se define María a sí misma… Es lo que eligió también su Hijo – ser “esclavo” de todos (cf. Flp 2,7).
Ser “servidor”, “servidora” tiene que ser una opción libre de cada uno. Si no es así, se vuelve en un mero cumplir, obligación, en añoranza de una vida diferente, al final en una pérdida… y las pérdidas traen las tristezas. El servicio en sí ya contiene una limitación, porque el que escoge servir renuncia a sus gustitos y a parte de su libertad. Es como una mamá que al nacer su hijo lo atiende y alimenta a cualquier hora de la noche, renunciando en ese momento a su comodidad. Es como un papá que por estar al lado de sus hijos renuncia a su equipo de fútbol en que le encanta participar. El servicio desinteresado es la forma de amar y de superar nuestros límites en Dios que nos llena de su gracia.
❁ ¿Qué significa para nosotros la palabra servicio? ¿Qué parte de nuestra vida ocupa el servicio desinteresado a la familia y la comunidad?
❁ ¿Tengo alguna experiencia en la que tuve que renunciar algo de mí mismo/a para servir a los demás? ¿Qué frutos trajo esa renuncia?
❁ ¿Qué podemos aprender de María – la servidora del Señor? ¿Cómo vivió su privilegio de ser “llena de gracia” y “dichosa”?
❁ (Dejamos un espacio a los participantes para compartir sus preguntas y reflexiones)
✎ Ofrecer nuestros pequeños servicios a los demás durante estas fiestas navideñas. No esperar que otro haga que puedo hacer yo.
✎ Acompañemos a nuestros niños: Con ayuda de los papás encender los foquitos del pesebre o una velita en la mesa para orar juntos. Las lucecitas nos recuerdan que Jesús es esa luz verdadera que ilumina nuestra vida y viene hoy.
✎ Preparar la cunita para el Niño Jesús en el pesebre. Llevar para la misa al Niño Jesús y después al retornar colocarlo en su cunita…
.“La tentación quizá más grande es la de considerar la llamada recibida como un privilegio, por favor no, la llamada no es un privilegio, nunca. Nosotros no podemos decir que somos privilegiados en relación con los otros, no. La llamada es para un servicio. Y Dios elige uno para amar a todos, para llegar a todos.”
Audiencia General 22 de nov. 2023